Cuando hablamos de rendimiento deportivo, en cualquier disciplina, solemos hablar de los entrenamientos, de la constancia, incluso de alimentación, pero ¿qué pasa con la mente?
El trabajo psicológico es fundamental en el deporte, pues nos encontramos con muchos momentos de desmotivación, nervios, o flaqueza. Entrenar la mente para esos momentos nos ayudará a dar lo mejor de nosotros mismos y aumentar el rendimiento deportivo. ¿Y cómo podemos conseguirlo?
Pues bien, por un lado, es importante trabajar la autoconfianza, eso nos ayudará a manejar ciertos miedos, por ejemplo los habituales antes de una competición. Controlar las emociones no es tarea fácil, pero la concentración nos puede ayudar y esto se puede trabajar durante los entrenamientos. Conseguir no pensar en nada durante el entrenamiento, simplemente concentrarnos en lo que estamos haciendo, ya es buena señal.
También es importante salir de la zona de confort, enfrentarnos a nuevos retos, a nuevas situaciones desconocidas, esa es una manera de enfrentarnos a los miedos y trabajar la autoconfianza.
Aplicar todo este entrenamiento en una competición nos ayudará, por un lado, a asimilar que los nervios previos son normales y que forman parte del proceso sin que eso repercuta en el resultado. Podemos utilizar diálogos internos para conseguir un estado mental que nos beneficie, o buscar estímulos externos como por ejemplo la música.
¿Y qué pasa si perdemos la competición? Absolutamente nada. No será trabajo perdido ni mucho menos. Debemos aprender de los errores sin focalizarnos en lo negativo, también podemos entrenar la mente para eso, por ejemplo analizando la situación y nuestra reacción, siendo lo más objetivos posibles.
El trabajo mental es progresivo, no se consiguen resultados de un día para otro, incluso a veces cuesta reconocer los progresos, pero funciona y a largo plazo es una herramienta fundamental para mejorar el rendimiento deportivo.